una amplia paleta de matices toma forma en nuestros vinos envejecidos.
Detrás de cada botella, hay mucho más allá de las variedades y los tiempos de envejecimiento en barrica. Hay atardeceres de otoño, noches de luna, el cierzo de las tardes de verano, el lloro de la vid al finalizar el invierno… La magia que no tiene palabras pero que puede beberse en cada copa de nuestros vinos.